sábado, septiembre 30, 2006

La banda del encomendero

La banda del encomendero

La banda del encomendero tomó el poder municipal en la ciudad capital hace ya veinte años. Y no es que no haya hecho ni cambiado nada, sino que lo hecho y lo cambiado ha sido para peor en por lo menos tres temas: el transporte público, el agua potable y la basura. Por eso mencionamos lo del tiempo en el poder: aquí no cabe la excusa de que los problemas estructurales no se pueden resolver en el corto plazo, en un solo período de gobierno, etc. De los cinco períodos consecutivos en el poder por parte de la banda, solo dos no los ha dirigido su caudillo Mono de Oro. Y por poco serían veinticuatro años en el poder si no es por el golpe de 1982. No olvidemos que fue funcionario luquista y su familia política estaba "hasta la cocina" durante ese gobierno.

En cuanto al transporte público, la banda se ha gastado miles de millones de quetzales en pasos a desnivel y adecuación de vías para privilegiar el tráfico de vehículos livianos –la forma más cara, ineficiente y contaminante de transporte público- y regalándoles a los empresarios autobuseros subsidios de todo tipo y hasta unidades nuevas vía préstamos a cuenta del erario nacional. Ahora van a inaugurar el Transmetro poco antes de iniciar la nueva contienda electoral.

Con el agua potable no nos ha ido mejor.  La escasez y carestía que enfrenta la mayor parte de la población respecto del servicio domiciliar corriente son los signos principales en este caso: los conectados al sistema son pocos y mal atendidos y los que no, pagan hasta cinco veces más toneleando el agua de los camiones que la venden a precio de, claro está, escasez. Para ajuste de penas se privilegió solo la opción más rápida y rentable electoralmente: perforar pozos y bombear con electricidad. De ahí que el manto freático se agote, lo que agrava la escasez, y el precio del servicio sea cada vez mayor.

De la basura, los desechos sólidos, ni hablar. Seguimos vaciando toda nuestra porquería en el mismo hoyo inmundo situado en el centro de la ciudad.   Algo así como que defecáramos en el comedor de nuestra propia casa.

¿Cómo es que el Mono de Oro y su banda siguen obteniendo la mayoría de los votos, elección tras elección, durante ya veinticuatro años? Según más de siete estudios y mediciones de opinión de diferente data, es porque "tal vez no resuelve pero tampoco roba".   Y ¿cómo mantiene la imagen de honradez a pesar de Guatel, la Eegsa, el Inde, el Comando Antisecuestros, la desaparición de Mincho y el asesinato de Gerardi, para mencionar solo algunos ejemplos? Quien conteste correctamente tal vez hasta le gane la alcaldía, ¡si llega vivo al día de las votaciones!

jueves, septiembre 14, 2006

Farsa cívica

Farsa cívica

¿A quién beneficia y desde cuándo, la farsa anual de la independencia de Guatemala? Y no digo farsa por la dependencia del Norte –económica, política, financiera y comercial- por parte de los más importantes grupos empresariales y –al mismo tiempo, en lo cultural y tal vez hasta sicológico- de amplios sectores de la población.

Me refiero al hecho histórico, concreto, comprobable y tal vez polémico pero innegable de que no fueron Gabino Gaínza y los "Próceres de la Independencia" –la señora de Molina y su legendaria marimba, incluidas- los parteros de la República de Guatemala. Por el contrario, y para mayor inri de los criollos autodenominados liberales cuyos herederos nos gobiernan actualmente, fue el caudillo militar, presidente y dictador José Rafael Carrera y Turcios quien el 21 de marzo de 1847 firmó y puso en vigencia un decreto proclamando a Guatemala como república soberana e independiente, separándola definitivamente de la federación centroamericana y autoproclamándose su fundador.

La bola esa de liberales mediocres –seguramente antecesores directos de los actuales libertarios- que a saber quién ni cuándo proclamó próceres, como buenos chapines, urdieron la separación de España para que todo siguiera igual, pero sin corona, y más tardaron en realizar semejante "hazaña" que en anexarnos al dizque imperio mexicano, del que se separan poco después para darse a la tarea a derrocarse mutuamente con lo conservadores hasta quedarse solos a partir de mediados del siglo XIX cuando desaparece la federación centroamericana.

¿Y eso es motivo de festejo? Vergüenza nos debería dar semejante mediocridad y chambonería. Los herederos de esa "patria", la del criollo de Severo Martínez, es el empresario que hoy considera más rentable gastarse en anuncios de tele y radio, "por el cumpleaños de Guatemala" y en la banderita que pone en la ventana de su carro, una parte de lo que evade de impuestos que pagarlos para contribuir a que no haya niños que por hambre anden vendiendo esas mismas banderas.

En fin, si de algo vale la pena agradecer la existencia de la Patria, pues hagamos de nuevo las cuentas que está clarísimo que no es el 185º sino el 159º aniversario y que debió celebrarse este próximo 21 … hace 6 MESES!

martes, agosto 22, 2006

Homo transnacionalis

Homo transnacionalis

Cuando uno lee un artículo como el de José Raúl González Merlo en la Prensa Libre del martes 22 de agosto, no deja de pensar en la transformación que implica ocupar un puesto de alta responsabilidad en cualquier parte –pública o privada, nacional o extranjera–, especialmente cuando de ocupar ese puesto depende el sustento propio y de la familia.

En un país como Guatemala donde priva, y se mama y respira, una cultura autoritaria y maniquea, es muy difícil que las cosas no sean vistas en blanco y negro, no solo porque la simplificación facilita el tratar de comprender el mundo sino porque eso encaja a la perfección con la mentalidad de suma cero que es intrínseca a la dinámica transnacional de las empresas ahora llamadas "globales". Para éstas, lo que no es ganancia es pérdida.

Aunque su columna solo habla de tres de los diez puntos sobre la base de los cuales se explica el subdesarrollo en nuestro país, bastan dos para quedar claros "por donde va la chucha al agua".

Uno no puede sino estar de acuerdo en dos partes de dicho artículo. La primera oración que dice textualmente que "nuestra patria no es pobre por accidente" y la otra, el acápite o punto que denomina "los privilegios mercantilistas".

Pero de ahí a afirmar que el atraso de un país como Guatemala se origina en la Constitución y en la mentalidad de las personas, hay una diferencia cualitativa. Afirmar lo primero es insultar la inteligencia del lector y a la misma ciencia que le ayuda a denominar su columna (Homo economicus) y lo segundo es una generalización simplista: la mentalidad mercantilista priva en las elites y los personeros de las transnacionales y eso ha bastado para el atraso y el subdesarrollo durante quinientos y pico de años. Como todos sabemos, y no se cansan de repetirlo tránsfugas del sistema como Joseph Stiglitz, la globalización es libertad de mercado o empresa como la gimnasia es magnesia. Para saber eso no hace falta sacar maestrías o doctorados en ninguna parte, basta con leer la Prensa Libre.

En lo que no queda más que acordar es en lo de los privilegios, desde empresarios hasta sindicalistas y, muy especialmente, en lo estúpido que es su presidente. Digo "su" porque apuesto cien o más a que no votó por Colom ni por Ríos.

En fin, no se trata de polemizar, que no se puede. Y no se puede porque con gente así no se discuten cosas, cifras, hechos, sino abstracciones y en este caso –aún peor- por encargo. Junto con su aversión al Estado, primera coincidencia entre libertarios e izquierdistas, los extremistas que cunden en las páginas editoriales de hoy coinciden también otra cosa: pelan pero no proponen porque no se puede plantear nada viable sobre ese tipo de postulados.

miércoles, agosto 16, 2006

Estrellas de la Linea y Mario Roberto Morales

En elPeriódico del miércoles 16 de agosto de 2006 -en las páginas editoriales- Mario Roberto Morales publica una nota relativa a la película Las Estrellas de la Línea que termina así:
 
"El filme también nos muestra La Línea como una radiografía del alma enferma de Guatemala, pues la trama se mueve en un espacio en el que la falta de trabajo, la violencia, las mentalidades discriminatorias y a la vez melodramáticas, así como la miseria material, conviven con la entereza de hombres y mujeres pobres que, en primera línea de marginalidad, trabajan, educan a sus hijos, sufren, aman y cantan en medio de la podredumbre social y de espaldas a las buenas y malas conciencias que andan por ahí tratando de "salvarlas del pecado" en lugar de apoyarlas en su lucha por condiciones adecuadas de trabajo, en vista de que –como dice una de ellas– cumplen una importante función de distensión en la sociedad, aunque las conciencias farisaicas lo nieguen.

La Línea también puede verse como una cabal metáfora del modelo económico fracasado de la oligarquía y como el producto de la alegre ignorancia con la que explota y "gobierna" su finca, a la que con lujo de pompa suele llamar país e incluso nación, haciendo gala de un conocido cinismo bienpensante para el cual la economía despegaría como un cohete si tan solo amáramos a la patria lo suficiente y le cambiáramos su feo y maligno nombre por el más bonito de GuateÁmala."
 
Aunque, en primera instancia, pareciera que coincido con él en sus apreciaciones sobre el país (visto según la nota por mí publicada anteriormente al respecto) resulta que no.  La única razón por la que, que al final se vuelve cardinal, es que el considera a la oligarquía y sus esbirros ideológicos como ignorantes y fracasados y yo creo todo lo contrario: miden su éxito en plata y le sacan todo lo posible a este pedazo de geografía llamado Guatemala y ignorarán de los temas y fuentes donde bebe la intelectualidad, pero de su chance (sacarle la mugre al país y los habitantes incluidos) no hay cosa que no sepan de ida y de vuelta.
 
Pensar que, aún así, si "supieran" y si "hicieran" tal o cual cosa les iría mejor, es ignorar que no solo somos un país atrasado si no que también somos dependientes y subdesarrollados. El sistema a cambiar, o a esperar que cambie, no es nacional, es global.  Nosotros, aunque duela tener que reconocerlo, no somos más que el quinel, el desagüe a flor de tierra atrás de la pared del traspatio del mundo civilizado.  Nada más.

sábado, agosto 12, 2006

Monologo agrario

Monologo agrario

Hace unas semanas dijimos que sentarse a negociar, por parte de los llamados sectores populares en general y campesinos y magisteriales en particular, sabiendo que se carece de la fuerza –política y de hecho- para "lograr" (léase imponer) acuerdos mínimos y su cumplimiento, equivalía a fracasar de antemano. Es más, ante ello, recomendamos que se vistieran de payasos y se buscaran una esquina.

Hoy, lamentablemente, comprobamos tener razón y ésta nos la dan los empresarios frente al tema agrario. Si para "lograr" (léase forzar) la negociación –en términos de la constitución de la instancia o mesa, la convocatoria del gobierno y la asistencia de la delegación empresarial- hubo que marchar y bloquear carreteras y calles por doquier, ¿cómo esperar que los empresarios, herederos patrimoniales e ideológicos de la encomienda colonial, renunciaran a o cedieran sus privilegios de siglos –factores de competitividad, que les dicen- en una "mesa" o negociación de meses y solamente en aras "del progreso y la paz"? Si eso es ingenuidad, será el primer caso de ingenuidad criminal!

Creer, por ejemplo, que esta negociación –como otras tantas antes y después de 1996- iba a ser como la de los Acuerdos de Paz en la que se firmaron acuerdos por una de las partes, el gobierno de la oligarquía y el ejército, que rebasaban inconmensurablemente la fuerza política de la otra parte –la comandancia y su rosca "popular"- es no entender el papel de la "comunidad internacional" en el juego (no tanto de los personeros, sino de sus intereses de largo plazo).

Hoy, los sectores "populares" en la mesa agraria, en la magisterial y poco a poco en las demás en la medida en que toque abordar y tomar acuerdos sobre cuestiones de fondo, sobre aspectos estructurales del régimen económico y social relativos a privilegios y fuentes de riqueza y poder real, van a ir siendo vestidos por la oligarquía de payasos, de "sus payasos", y van a tener que conformarse con las limosnas que les de la gana mendigarles bajando lo menos posible los vidrios polarizados de sus blindados en casi cualquier esquina.

En este país, en nuestra particular forma de Estado de Derecho, solamente tenemos los derechos que podemos hacer valer. Ya lo dijimos también: lo demás es ley.

La CC ilegal

La CC ilegal

Hace varios meses que la integración de la Corte de Constitucionalidad enfrentaba dificultades.  Una parte importante del problema es que no se tenía previsto que para la fecha de vencimiento de los magistrados salientes, los entrantes no estuvieran cabales. Los poderes fácticos no creyeron tampoco que el sistema democrático no les fuera a ser siempre aplastantemente favorable. No leyeron la el entrelineado de la Constitución que dice que, eventualmente como en las elecciones generales de 1999, hasta van a tener que aceptar que perdieron o no habrá más juego. Así son la vida.

Hoy, la estrategia que los poderes emplumados pudieron viabilizar teniendo a la misma CC, el Congreso, sus periódicos y otras instancias bajo su control, fue la de que un clavo saca otro clavo y así, comenzando por su esbirro más conspicuo en la USAC -el Magnífico Regidor- iniciaron una serie de abusos y burdas maniobras para instalar a su achichincle allá arriba, en la Incontestable e Inapelable, con la complacencia ignorante y cómplice –pero bien pagada, seguramente- del Congreso.

Para empezar, la CC resolvió que siempre quedábamos en lo mismo, es decir resolvió que no resolvía al indicar que regresábamos al punto muerto en donde tomaban posesión todos menos el impugnado. Ahí es donde el Regente Carolingio hace toda clase de verónicas usurpando calidades y funciones del Consejo Superior –ante cuya obesa vista no pasa nada- y se dispara tremendos despachos al HH –Honorable Hemiciclo- en donde, ni lerdos ni perezosos y bien acomedidos con los patrones de turno, decretan la elevación al altar CeCiano del ungido que todo lo lleva dentro.

Y así, los actuales magistrados podrán codearse por lo que resta de sus cuatro años de reinado con un igual, empezando por su Presidente quién ya ve de lejos su contrato como asesor fantasma del Minfin durante el gobierno del FRG.

Al perdedor asumido le quedan las de Espina Salguero: la ley y tal vez hasta la Justicia de su parte pero la CC –sus patrones y sus medios de comunicación- en su contra. O sea que casi seguramente que la historia le va a dar la razón, aunque para entonces eso no le sirva a él, ni a nuestra escenografía de Estado de Derecho, para ni mierda.

La crisis permanente

La crisis permanente

Guatemala es un país atrasado, dependiente y subdesarrollado. Atrasado, como lo demuestran todos los indicadores y niveles de desarrollo humano, económico y social. Dependiente dado que, sin el 'exterior', el país no sobrevive ya no solo en lo financiero y político, sino hasta en lo que a alimentación y salud se refiere. Somos un país subdesarrollado porque aunque contamos con las principales características –especialmente las superestructurales– de los países capitalistas desararollados, dichas características no son generalizadas, ni 'sistémicas' ni mucho menos esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad.  Algunas, como la democracia electoral, parecieran hasta prescindibles.

Nuestra formación económico-social es de matriz colonial y su rasgo fundamental lo constituye la explotación extensiva de la tierra para la exportación de materias primas agrícolas de escaso valor agregado, cuya competitividad descansa fundamentalmente en la expoliación de mano de obra poco calificada, prácticamente sin derechos reconocidos y respetados, subordinada mediante relaciones sociales y de producción cuyo carácter tiene fuertes resabios serviles, insalubre, mal alimentada, culturalmente atrasada y sumida en la ignorancia. Es, además, mano de obra mayoritariamente indígena y rural.

Este modelo agoniza hace ya varios años, desde la "crisis" del café, a pesar de los efectos paliativos de los cultivos introducidos en gran escala el siglo pasado –banano, algodón y caña de azúcar– y la proletarización y urbanización de grandes cantidades de campesinos durante la corta vida de la la industrialización por sustitución de importaciones del Mercado Común Centroamericano en los años 60.

Con estos cambios apenas se logró paliar el problema, empujando, por sobrevivencia, a amplios sectores de la población a la lumpenización e informalización económica y a la migración ilegal hacia Estados Unidos, constituyéndolos así y paradójicamente, en los principales soportes del sistema. De hecho, tanto las 'remesas familiares' como la 'economía informal' son las principales fuentes de divisas y de empleo del país, para mencionar solo sus principales 'beneficios'. Sin contar, claro está, al narcotráfico.

En resumen, lo que no tiene remedio no es el cultivo del café, sino la dependencia de la monoexportación de materias primas agrícolas con poco o ningún valor agregado que además ya son producidas y comercializadas más eficientemente en otras áreas del planeta. O sea que, si así está constituido nuestro sistema económico social y a él son consustanciales nuestros más agudos problemas, no es que vivamos una crisis … o dos … sino que ésta es nuestra forma de vida.

Se va Berger … y no pasa nada!

Se va Berger … y no pasa nada!

Dice una canción "odiame sin piedad, yo te lo pido, odio pido más que indiferencia …" y hace poco me contaba un amigo que en una maestría, un catedrático proponía como método para establecer la legitimidad, trascendencia e importancia social de una entidad, oficina o institución pública, lo siguiente: organizar un grupo de personas que durante la noche de un día domingo, encadenaran las puertas de acceso a las oficinas de alguna entidad o institución pública, unieran las cadenas en un nudo rematado por candados de la mejor calidad, tiraran las llaves al fondo de un recóndito barranco y esperaran a ver qué pasaba al día siguiente.

El ejercicio, aunque fuera solo mentalmente, incluía ponderar las consecuencias. Estaba claro que nada bueno podía pasar si el caso fuera encadenar las puertas de un hospital nacional, como el Roosevelt o el San Juan, aunque serían mucho peores las consecuencias –para los "encadenadores", no para el pueblo– si se encadenaran las puertas de El Pilar o del Herrera Llerandi. Dios nos guarde! Pero al nomás empezar a extender la lista a los servicios públicos menos esenciales, el panorama cambiaba abruptamente.  ¿Qué pasaría se cerraban las oficinas del Comisionado tal por cual, o del Instituto mengano perencejo, etc.

Al consultar un organigrama del Gobierno Central de la Oficina Nacional de Servicio Civil –ONSEC– resultó que se quedaron cortos en el listado del segundo grupo de "casos": encabezados por la misma ONSEC, la lista de oficinas o entidades públicas parecía interminable, aunque pocos conocían siquiera la mitad o menos, y aún más raro era que supieran para qué servía o si su función tenía alguna importancia para el país que no fuera la de suplir las necesidades de la familia de sus empleados.

Hasta aquí la anécdota no pasa de ilustrar el mantram neoliberal del credo musomarroquiniano de que todo lo público es malo y viceversa: todo lo malo es público. Lo trágico es cuando se uno se plantea el caso de la Presidencia de la República y su actual ocupante, Oscar Berger.  Está tan claro que no manda ni en su casa y que los hilos del poder está no solo fuera de sus manos sino más allá de su aprehensión que podría amanecer en Miami o en Las Flores que aquí, no pasa nada.

Con quién, qué y por qué dialogar

Con quién, qué y por qué dialogar

Dialogar es, al menos en Guatemala y a convocatoria del Gobierno, el eufemismo de una de dos cosas: negociar sin el uso violento de la fuerza o, la necesidad "entretener la nigua".  Este es un país donde solo tenemos los derechos que podemos hacer valer.  Lo demás es ley. De ahí que cuando convoca el Gobierno, la primera pregunta es ¿con quién se va a "dialogar"?. En otras palabras, ¿a quiénes y qué intereses representan los interlocutores oficiales y qué grado de confianza en el cumplimiento de los acuerdos se puede esperar? Sin estos elementos básicos de inteligencia para la negociación, difícilmente se logre nada concreto ni positivo, que no sea para el Gobierno.

La otra pregunta es ¿qué negociar? Comenzando por lo que a veces solo se plantea cuando ya es demasiado tarde: ¿Lo que se pretende es algo que realmente puedan resolver el Gobierno y sus representantes oficiales en o desde la "mesa de diálogo"?  Porque luego es común que el fracaso se explique así: "es que eso depende del Organismo Judicial, que es autónomo …" o que "para atender sus demandas hacen falta recursos, o tranferencias u otras cuestiones legislativas y el Congreso es independiente …" Entonces, la pregunta inicial para este tema es: ¿están todos los que son y son todos los que están?

Ahora bien, las dos preguntas básicas planteadas en el título sería deseable que tuvieran lugar una vez resuelta la cuestión previa fundamental: ¿por qué vamos a "dialogar"? El diálogo como forma de negociación puede ser "logrado" y también "impuesto".  Eso depende de las condiciones en que acuden cada una de las partes y, si bien es cierto que las correlaciones son dinámicas también lo es que una "inadecuada e insuficente" integración de las partes puede resultar frustrante al final del proceso aunque, si desde el principio se sabe que es así –especialmente después de tantas "experiencias"– entonces lo mejor es que desde ya se vistan de payasos y se busquen un semáforo.

Proceso votacional

Proceso votacional

Tanto los magistrados, ex magistrados, columnistas, reporteros y comentaristas que recientemente se han estado refiriendo al prematuro inicio del proceso electoral 2007 han estado mintiendo flagrantemente.

En Guatemala, el sistema que se graduó o alcanzó la edad adulta con la toma de posesión del ex presidente Portillo en 2000, no es electoral sino votacional.  Dicho sistema alcanzó la madurez en ese entonces al demostrar que es capaz de dar posesión a quien obtenga más votos, no importa cómo gobierne después y a pesar de los designios de los poderes fácticos del país. Alcanzó la madurez también porque demostró que el fraude electoral es cosa del pasado y los problemas que se siguen dando no afectan más la elección presidencial ni diputacional y los casos municipales en donde persisten, son aislados y resueltos por el mismo sistema.

Pero el sistema no es electoral.  Es votacional.  En términos generales es votacional, porque no se trata de elegir sino de votar.  Y es en torno al voto, a ese único acto, al que está dedicada la mayor parte del sistema.  Y para votar a quienes las cúpulas partidistas hayan impuesto como candidatos a todo nivel –presidencial, diputacional, municipal-, en solapada y no tan solapada negociación con los poderes fácticos del país o en abierta subasta a la oferta más cuantiosa.

Los partidos no son organizaciones ciudadanas, abiertas, formadoras de cuadros, con vida interna propia, doctrina y pensamiento en constante desarrollo y contraste con la realidad del país.  No son opciones de orientación de los destinos del país sino de repartición, más abierta en unos casos que en otros, de los privilegios que da el ejercicio del poder político en Guatemala, a saber: riqueza rápida e impunidad.

El sistema, por ejemplo, está hecho para que los partidos funcionen para las votaciones.  Nada más.  Si para ese caso no cumplen con los pasos internos, desde el municipio hasta el nivel nacional, salen del juego.  Pero el resto del tiempo, entre votación y votación, bien pueden desaparecer que no pasa nada. De hecho, el sistema financia la actividad partidaria solo para efectos de las votaciones y como resultado de ellas: según captaron votos así reciben apoyo financiero.  La llamada deuda política.

Pero para eso, los partidos tienen que postular candidato presidencial y obtener el 6% o más de la votación.  Es decir, solo pueden recibir financiamiento los partidos grandes que postulan candidato presidencial, los cuales por lo general no necesitan del financiamiento público. No les alcanza ni para los dulces.  Mientras tanto, partidos que solo postulen candidaturas diputacionales o municipales, se las espantan por su cuenta.

Otro ejemplo: el mapa distrital.  Este corresponde al mapa político del país y éste, se parece más que nada a la distribución colonial de encomiendas. La realidad económica, social, étnica y sobre todo demográfica del país es muy distinta.  De ahí, en parte, que carezcan de legitimidad las diputaciones y privilegien o tengan que echar mano del clientelismo más vulgar y ramplón para subsistir.  Más allá del canje de obras por votos, en parte por la distribución distrital de las votaciones, alcaldes y diputados de verse obligados a desarrollar una legitimidad más amplia y una cuentadancia aunque sea formal.

TODO HA CAMBIADO, EXCEPTO NOSOTROS

TODO HA CAMBIADO, EXCEPTO NOSOTROS

Cualquiera que tenga o haya tenido en los últimos veinte años algún tipo de relación con organizaciones estudiantiles o populares, habrá participado, oído o leído sobre las movilizaciones de finales de los años setenta y principios de los ochenta.

No falta Desfile de la Huelga de Dolores, manifestación del uno de mayo o del veinte de octubre o evento similar del tipo impuesto –vía financiamiento– por la "cooperación internacional" como las caravanas de carros por motivos relacionados con cuestiones de género, étnicas, ecológicas, etc., al final de los cuales no se aborde el tema, muchas veces en torno a una mesa de cantina.

Al respecto se mencionan muchas cosas: los cuates vivos pero fugados a otros ámbitos; los muertos de enfermedad; los asesinados; los detenidos-desaparecidos; los caídos en combate; los perdidos; etc. Se habla también de las organizaciones, de los frentes, de las coordinadoras, de los colectivos, de las unidades de acción –de cómo jamás hubo tantas organizaciones o posibilidades de constituirlas pero nunca tan poca movilización–.  Algunos mencionan cómo se funcionaba entonces: verticalmente, siguiendo "la línea u orientación", o tipo "horda rompopera", aquel gentío amante del guaro, con muchos huevos y una leche de la gran puta.

En fin, muchas referencias pero la más común es, casi sin falta, hacia lo masivo y amplio de las movilizaciones.  Por un lado, la cantidad de personas que asistían a manifestaciones, plantones, mítines, conciertos y actividades de todo tipo. Por otro lado, la diversidad de organizaciones y orígenes de las mismas: estudiantiles y sindicales a la cabeza, seguidas de un mar de distintas reivindicaciones en torno a las cuales se aglutinaba o empezaban a aglutinarse de una u otra manera cientos de miles de personas.

La efervescencia social había contagiado a la mayoría relativa de la población urbana, metropolitana y del interior, de las capas medias medias para abajo. Rápidamente las reivindicaciones habían trascendido de lo gremial a lo social, de lo económico a lo político, de lo legal a lo revolucionario. Se vivía, si no una situación revolucionaria en ciernes, al menos una situación insurreccional.

Esto último se corresponde más con nuestra experiencia histórica, de cuyos precedentes más relevantes de los últimos cien años podemos mencionar: los ochos días de combates que llevaron a la caída de Estrada Cabrera en abril de 1920; las jornadas cívico-militares que llevaron a la renuncia primero de Ubico y luego de sus sucesores en el segundo semestre de 1944; las jornadas de marzo-abril de 1962; la huelga del CETE en 1978; la huelga del CUC por el aumento al salario mínimo a principios de 1980 y las numerosas jornadas de protesta contra el alza al precio del pasaje urbano (la última de esta modalidad culminó con la ocupación por parte del Ejército del campus central de la USAC el 5 de septiembre de 1985).

Hablamos en estos casos de situaciones insurreccionales que obligaron a los grupos hegemónicos a replantearse la modalidad en curso de ejercicio del poder. Estos grupos, cuya expresión económica más general sería el control de los medios y la producción para la exportación agrícola tradicional, habrían variado aunque poco durante varios períodos: de Estrada Cabrera a Ubico; de Peralta Azurdia a Lucas García y de Mejía Víctores a la fecha.

Aunque hoy por hoy la hegemonía política e ideológica siga estando en manos de estos sectores tradicionales, últimamente más en el sector azucarero, tal vez sea éste último período el menos claro al respecto. A pesar de sus múltiples variantes y subdivisiones, incluso las pugnas a su interior y sus traslapes, todos estos grupos hegemónicos en el ejercicio del poder real a lo largo de por lo menos los últimos ciento veinte años comparten la misma matriz ideológica: el oscurantismo represivo y genocida heredado de la colonia.  Pero que quede claro, nos referimos solo a la matriz, el origen último de su manera de ver, percibir, concebir y ejercer el poder político que deriva y al mismo tiempo conlleva su posición.

Esto debe resaltarse porque más allá, la transformación a otros niveles ha sido notable: del golpe de estado y el fraude electoral a la democracia representativa con elecciones técnicamente limpias y eficaces; de lo que la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de la ONU llamó en el 2000 el genocidio de principios de los años ochenta a la tolerancia de la organización política y reivindicativa.  Y todo esto en apenas una generación, algo así como veinte años.

Hoy, con todo lo que podamos alegar en contra del burocratismo y las dificultades procesales, no existen casos de secuestros, torturas, asesinatos y detenidos-desaparecidos por intentar formar un sindicato, por ejemplo.  Esto en comparación con lo que era la situación para el mismo propósito hace veinte años, o sea para organizarse legalmente y contar con el reconocimiento del Estado. Con esto tampoco se trata de decir, valga la rebuznancia, que todo sea fácil y rápido.  No, tal vez es tan lento y tortuoso como antes, pero no andan matando gente por intentarlo.  Este es el punto.

Por otro lado está la presencia internacional.  Ante ni existía eso de las agencias de cooperación, públicas y privadas, bilaterales, multilaterales, generales y especializadas, oficiales y alternativas y un largo etc. La mayoría de extranjeros vivía en Pana y en Antigua o trabajaba en una embajada. Hoy hay casi una agencia para cada tipo de proyecto.  Y casi todos sus agentes o representantes no nacidos en el país de origen de los fondos y mayores de treinta años militaron alguna vez en algo ya fuera en educación media, en la U, en el trabajo o en la misma ONG en la que "vieron la luz".  Pues bien, ahí está: capital humano no mal pagado, algunos en dólares y de a cuatro cifras, formado en todo lo que tiene que ver con hacer de este mundo un nuevo Edén (género, etnia, ecología, sostenibilidad, sustentabilidad, diversidad, equidad… como que de los 'ismos' hubiéramos evolucionado a las 'dades').

En el lugar que le corresponde siguen estando el Ejército –pegadito a los Presidentes, antes vía EMP ahora vía Guardia Presidencial- solo que luciendo oficiales que ya son profesionales universitarios apenas obtienen el grado de subteniente en lugar de los chafarotes gorilescos de nuestros años mozos.  Al final de cuentas el mismo matón, si se quiere, pero mucho mejor preparado para cumplir con su labor. La oligarquía, como siempre, encima de los Presidentes y del país pero amplia y profundamente involucrada en la cotidianeidad del ejercicio del poder.

Tal vez con excepción del movimiento unionista en 1920, el movimiento cívico-militar contra Ubico en 1944 y, como pariente enano, la buruca contra el autogolpe de Serrano en 1993, nunca ha habido tanta coincidencia de criterio y hasta confluencia organizativa entre la oligarquía, o al menos sus esbirros más confiables como serían los "dirigentes empresariales", la "comunidad internacional" y sus propios esbirros –sus empleado o "dirigentes" de las ONG que financian– y los ya casi inexistentes directivos gremiales, especialmente de pobladores, sindicales y campesinos. En este último grupo se incluirían solamente, y por eso son "ya casi inexistentes", aquellos que no vivan total o parcialmente del financiamiento externo a su propia organización.

En fin, estas mesas, multisectoriales, foros, instancias, frentes, coordinadoras, colectivos, etc. han abundado como los hongos últimamente.  De hecho, en el año dos mil uno hasta sacaron gente a la calle por decenas de miles –con el apoyo del comercio y la industria que paralizaron actividades en casi todo el país– en una amplia movilización en contra de la reforma tributaria que, hoy por hoy, solo promueven el Banco Mundial, el BID y el Ministerio de Finanzas, en ese orden. Otro buen ejemplo sería la Instancia Nacional de Consenso de la que luego se constituyó la Multisectorial Social en 1993 luego del retorno a la "institucionalidad" después del autogolpe de Serrano (ocasión en la que el movimiento popular y sindical no financiado desde el extranjero –como la CUSG y la CGTG- hubiera logrado importantes cuotas de poder sin precedentes a no ser por la estupidez política de la comandancia de URNG y sus esbirros en el país, encabezados por Byron Morales y Rigoberta Menchú Tum pero la historia juzgará a estos taxistas y pastilleros malditos).

Y no podían faltarnos: "los principales problemas del país" que al menos según nosotros, no parecen cambiar nunca. Nos basta con leer, por ejemplo, el discurso de toma de posesión del Presidente Arbenz el quince marzo de 1950 para darnos cuenta, en nuestra particular manera de ver las cosas, que "las tareas pendientes de la revolución" siguen intactas.

¿Entonces?  ¿Qué nos falta? ¡Ah, sí! El pueblo, el ingrediente fundamental y sine qua non. El pueblo.  El pueblo. Bueno, sí, el pueblo.  Pero, ¿quiénes son el pueblo?  Si la vanguardia dependiera del proletariado, nos jodimos porque éste prácticamente desapareció del mapa laboral y no es más que una vergonzosa minoría dentro de la PEA: solo tres de cada diez integrantes de la PEA activa tienen trabajo formal y de éstos, solo el dos por ciento está sindicalizado. Vaya vanguardia. En cuanto al campesinado, la otra "fuerza motriz", dejó de estar organizado por mejores salarios y condiciones de trabajo -¿recuerdan la huelga del CUC a principios de 1980?- sino por la compra y arrendamiento de tierras vía el Fontierras y otras entidades y el financiamiento de sus proyectos productivos, todo esto en conjunto con los "empresarios agrícolas" (el mismo cafetalero o cañero expoliador solo que con corbata y oficina en la zona viva).

Y no solo la magnitud y orientación política –para llamarla de manera pomposa- del proletariado y sus sectores fundamentales ha cambiado.  Cambió también la distribución geográfica de la población: ya no solo es urbana y rural, sino también migrante, con 1.5 guatemaltecos por cada 10 trabajando en el norte. La composición del ingreso también cambió; cambió la composición de la economía por importancia de sus sectores según su contribución al ingreso nacional; y el eje de la economía desde la colonia –la exportación de productos agrícolas cultivados extensivamente con mano de obra masiva, barata y estacional- pasó a la historia: hoy por hoy las "remesas familiares" suman casi cuatro veces los ingresos por las importaciones agrícolas de los productos tradicionales y sin éstas y sin el lavado de dinero del narcotráfico –habiendo muchos que cuestionan la diferencia entre una y otra– este país prácticamente no existiría económica y financieramente hablando.

¿Qué ha pasado entonces? ¿No que los motivos para luchar siguen siendo los mismos?  Y habiendo más libertad y respeto a los derechos fundamentales que durante las mounstrosas dictaduras militares, ¿por qué no vivimos tsunamis populares que arrasen el orden opresor y liberen por siempre a la gente, al país, al istmo centroamericano, a mesoamérica, a américa latina, a toda américa y al mundo de la pobreza, el atraso, el subdesarrollo, etc., etc., etc.?

¿Por qué con una oligarquía proclive a "llegar a acuerdos" a través de múltiples instancias y mecanismos, con tantos operadores experimentados y capacitados en los temas más "cool" de la agenda new age en los países desarrollados y un ejército limitado a sus cuarteles y un ambiente en el cual "arrasar" organizaciones populares al estilo luquista de la CNT el 21 de junio de 1980, no florece la democracia participativa, se depura el sistema político de partidos, se hace eficiente y eficaz la justicia y se avanza en la educación y salud universales, todo esto en un marco de cogestión y cogobierno de masas-oligarcas de la mejor estirpe democrática?

¿Por qué no hay más y mejores movilizaciones, por concurridas y efectivas? ¿Por qué hay más pobres en términos relativos y absolutos? ¿Por qué a pesar de veinte años de gobiernos municipales del Pan siguen vigentes y empeorando los tres principales problemas de la ciudad: agua, basura y transporte y la gente vota al Mono de Oro como el tercer mejor alcalde del mundo? ¿Para empezar, por qué lo reeligen?

Las respuestas que intentamos a éstas y otras tantas preguntas no logran satisfacer a nadie.  Más bien lastiman.  Todo ha cambiado tanto. Las gentes. Los lugares.  Las cosas.  Las situaciones. Los unos de mayo y los veintes de octubre con miles de marchistas y mítines multitudinarios son solo fotos de album y videos borrosos. Ahora prefieren cabildear para obtener una audiencia que quemar un bus para ser tomados en cuenta.  Lo peor es que ni por una vía ni por la otra se resuelve nada.

Todo está peor, al menos según nosotros.  Todo va en la dirección equivocada, al menos según nosotros. Al menos según lo que creíamos que tenían que ser las cosas, hace veinte años.  Las cosas por las que no morimos como tantos otros.  Tal vez ese sea el problema. Tal vez ahora demasiado panzones, menos bolos y más enfermos, peinando canas o lustrando calvas, viendo pasar la vida y la historia sin percatarnos, o sin querer ver, que  TODO HA CAMBIADO, EXCEPTO NOSOTROS.

Facetas de la limpieza social

Facetas de la limpieza social

Para nadie es un secreto la matanza de supuestos delincuentes.  Decimos supuestos porque, a estas alturas de la carnicería, no está claro que todos lo sean.  La vida y su contenido, incluida la limpieza social eficientemente –aunque dudamos que eficazmente– llevada a cabo por el o con la venia y absoluta connivencia del Ministerio de Gobernación, no tiene solo dos caras como las monedas sino muchas más, como las perinolas, y además van cambiando.

Cuando se afirma que el Ministerio de Gobernación está implicado necesariamente, por acción o por omisión, se parte –entre otros muchos aspectos, empezando por el pasado político del actual Ministro– del hecho de que es imposible que el aparato, la organización, los recursos, la logística requerida para una carnicería que ha llegado a superar los veinte muertos en un día, tenga lugar sin ser o poder ser detectada por la policía.  Imagínense la cantidad de vehículos, de personal, de comunicaciones, de información –sobre todo, información o inteligencia– que son necesarios para secuestrar en un solo día a más de 20 personas y luego de torturarlas –¿dónde cabe esa cantidad de gente maniatada y dando de gritos por el dolor?– transportarlas impunemente junto con las armas con las que se les va a dar el tiro de gracia, hasta lugares transitados casi todos los días –pasando controles y retenes de todo tipo– para luego rematarlos y dejar sus cadáveres tirados muchas veces en plena vía pública.

En fin, la cuestión es que esta matanza no tiene solo buenos y malos en su haber.  De hecho, hay de todo, solo que unos aspectos son más relevantes por afectar a más personas o a intereses más poderosos, y otros aspectos no lo son tanto por lo contrario. Veamos.

Caso 1. Taxista vecino de populosa colonia del norte de la ciudad quien diariamente paga veinte quetzales de impuesto a una mara porque lo dejen llegar a su casa y salir al día siguiente a trabajar.  Un día, aparecen ocho miembros de esa mara torturados y con el tiro de gracia en Fraijanes. El taxista y ningún otro vecino ha vuelto a pagar impuesto alguno a nadie –ni a la SAT!– y ahora se jacta de que sus hijos otra vez pueden jugar en la calle.

Caso 2. Una familia de cuatro miembros, padres con hijo e hija, viven en populosa colonia del sur de la ciudad enfrente de una casa en donde un grupo de jóvenes vende droga al vecindario. Una noche, la fiesta de enfrente llega a los balazos y uno de ellos destroza una ventana y un mueble de la sala familiar.  El padre reclama a los jóvenes vecinos y recibe serias amenazas de muerte como respuesta.  Dos semanas después, durante un operativo policial, ocho miembros de otra mara (los competidores de los vecinos de enfrente) son capturados por la policía a unas cuadras de la casa del padre amenazado, enfrente de su negocio que es atendido por el hijo y la hija.  Ambos jóvenes también son capturados.  Dos días después aparecen, en tandas de cinco y en diferentes lugares fuera de la ciudad, los diez cadáveres torturados.  En la casa de enfrente a la de la familia ese día hay fiesta y hasta "echaron pino en toda la banqueta".

Caso 3. La sucursal de una famosa mara cobra peaje de entrada en una colonia que ocupa desde la orilla superior hasta el fondo de un barranco en el occidente de la ciudad.  El comité pro mejoramiento decide resolver directamente el problema, cansado de pedir apoyo de la policía. De hecho, al menos dos policías viven en el barrio y pagan calladamente su peaje.  El enfrentamiento llega a los hechos.  Seis mareros y dos vecinos muertos. Hoy, dos exmiembros del desaparecido comité de vecinos controlan a los mareros sobrevivientes que siguen cobrando el peaje.

Mientras tanto, la limpieza social es tan popular como la música texmex y hasta calcomanías han repartido sus partidarios para proclamar su apoyo.  Lamentablemente, al menos en los últimos cuarenta años, la lección ha sido que cada vez que empieza una oleada de asesinatos de delincuentes, se abre la puerta a la solución violenta de otros problemas.  Sabemos cuándo y por qué empezó, no dónde y contra quién terminará.

El humo negro

El humo negro

Es el que echan los automotores, por el escape.  ¿Todos los automotores? Bueno, todos echan humo pero no todos negro.  Los que más contribuyen con humo negro a los niveles de contaminación que son peligrosos para la salud humana son los motores pesados, es decir, los de camiones y camionetas que en su casi totalidad utilizan combustible diesel.

La principal causa de que esos motores echen humo negro, no solo humo, es atribuida generalmente a la falta de mantenimiento y a la mala calidad del combustible.  Y aunque esto sea así, realmente solo es la primera instancia, la superficie del problema.  La verdadera causa del humo negro es una mezcla de ignorancia e indolencia por parte de la población afectada y de corrupción y cohecho por parte de las autoridades municipales y del gobierno central.

En el caso del gobierno central, por ejemplo, está claro que le compete tomar cartas en el asunto al ministerio de salud.  Lo saben.  No pueden negarlo, si hasta conformaron una comisión que emitió un reglamento al respecto en 1998.  Pero hoy por hoy les viene del norte.  Y cómo iba a ser de otro modo si les vienen del norte los miles de niños que cada año padecen enfermedades de las vías respiratorias en la zona cañera por la quema o roza previa al corte.  Son centenas de miles de afectados con enfermedades por la polución del aire y del agua derivados del cultivo de caña, miles los muertos y millones las horas de trabajo perdidas y los medicamentos invertidos por hospitales nacionales y… bien muchas gracias.

Es más, en el gobierno anterior, el del FRG, aún estaba en vigencia el reglamento ese.  ¿Se recuerdan que los carros y camiones y camionetas tenían que portar una calcomanía verde en el vidrio delantero como prueba de estar en condiciones de circular sin contaminar?  Pues como parte de las promesas de campaña, no está claro si del candidato a alcalde o del candidato presidencial o de ambos, se incluyó la derogatoria del mentado reglamento en caso de ganar y, como ganaron… eso sí lo cumplieron.  Luego el funcionario encargado de pasarle las leyes y reglamentos para aprobación al Presidente Portillo dijo a unos reporteros que mientras él estuviera ahí el reglamento no pasaba y… estuvo todito el gobierno en el puesto!

Las autoridades municipales, por su parte … ni vistas ni oídas a pesar que muchos alcaldes son ellos mismos víctimas, junto con su familia, de la polución indicada.  Pero ni no les importa algo tan evidente como la humazón por el corte de caña, ¿cómo iba a importarles algo igual de lesivo pero menos evidente?

Pero la peor de todas las causas –algo así como el ciego que no quiere ver– somos quienes padecemos el mal y casi siempre no pasamos de taparnos la cara, aguantarnos la respiración para salir de la nube negra que dejó algún bus o camión y a veces, solo a veces, maldecir al Presidente y al Alcalde por no hacer nada.  Pero nada más.

Es la peor de las causas porque lo más probable es que los funcionarios públicos, del gobierno central o de las alcaldías, estén en contubernio y comprados de por vida por los dueños de los camiones y camionetas.  Hasta es probable que usen de excusa a los dueños de los automóviles particulares que también contaminan para no aplicar medidas generalizadas. Pero la cosa, como ya dijimos, no es así: con las camionetas y camiones que se controlen el problema se reduce a bastante menos de la mitad.

Sin embargo, mientras que por nosotros y nuestros hijos no dejemos simplemente de taparnos la cara y toser, y emprendamos quejas, acciones legales, manifestaciones, o algo así –quemar llantas no, por favor– nos vamos morir de alguna infección de las vías respiratorias o de cáncer.  Claro que el problema es complejo (costos, controles, etc.) y tiene implicaciones muy amplias (las petroleras que distribuyen el diesel, los vendedores de camiones, los talleres de mantenimiento, el tráfico, la educación que requieren los principales actores –población afectada, pilotos, propietarios, funcionarios–) pero por eso, lo que cada quien tenga qué hacer, que lo empiece a hacer ya!

Activismo partidista de funcionarios públicos

Activismo partidista de funcionarios públicos

Hace alrededor de cuatro años que el entonces Presidente de la República Alfonso Portillo participó en un acto público organizado por el FRG en la Plaza de la Constitución.  Al mismo asistieron directivos del partido, diputados, funcionarios de diverso rango, activistas, acarreado, xutes que nunca faltan y, por supuesto, periodistas que se encargaron de poner en primera plana al día siguiente al General besando al entonces Presidente y recalcando su presencia en un acto político partidista.

Aún hoy y derivado de su presencia en ese acto, el expresidente Portillo enfrenta un proceso judicial por quebrantar, según los denunciantes, las leyes que le prohibirían asistir a ese tipo de eventos en su calidad de Presidente de todos los guatemaltecos.

Llama la atención que el año pasado, cuando estaba por iniciarse el proceso de elección de la actual Junta Directiva del Congreso de la República, el conjunto de organizaciones político partidistas que conforman la GANA haya realizado elecciones primarias.  El diputado Oliverio García Rodas y el actual Presidente del Congreso, diputado Jorge Méndez Herbruger, disputaron la final.

Lo interesante no es ni el hecho que hubieran primarias, lo cual solo demuestra que ninguna corriente es hegemónica, ni quienes fueron los finalistas.  Para nuestro caso, ni siquiera interesa que ganara Méndez Herbruger sino que la prensa registrara gráficamente y realizara extensos reportajes sobre el evento el cual tuvo lugar EN EL SALÓN DE SESIONES DEL GABINETE DEL ORGANISMO EJECUTIVO.  Además, en todos los diarios aparecen varias fotografías y se repite una: la del Presidente Berger saludando a ambos precandidatos antes de la votación que realizaron ahí mismo los diputados oficialistas, a los precandidatos abrazándose "fraternalmente" y al vencedor celebrando su victoria.

En resumen: se trató de un evento político partidista, del Organismo del Estado llamado Congreso, que se realizó en instalaciones de otro Organismo del Estado llamado Ejecutivo, con presencia de funcionarios de ambos en su calidad de diputados unos y de funcionarios los otros y delante –como lo demuestra todos los reportajes gráficos publicados al día siguiente– del Presidente Constitucional de la República, o sea de todos los guatemaltecos y guatemaltecas, Oscar Berger.  ¿Y cuándo dijo el Ministerio Público algo al respecto?

Queda claro entonces que dependen a los intereses de quién responda el accionar Presidencial, así es juzgado o no en la prensa quien ocupe el cargo, y así será perseguido judicialmente después.  En otras palabras, Berger no actúa en contra de los intereses de los dueños de los periódicos de gran circulación.

Otro ejemplo: todos los periódicos hablan el lunes de la concentración realizada el domingo a favor de la actual Ministra de Educación, con acarreados por parte de funcionarios y entidades públicas que incluyeron hasta espay.

Lo que no dice ningún periódico a pesar de los grotescamente evidente que era el hecho, al menos para quienes vimos la movilización desde la Avenida Simeón Cañas, entrada al Hipódromo del Norte, de dónde provenían los fondos para pagar el transporte y la comida de los acarreados.

En el otrora denominado Parque Morazán, hoy Jocotenango, había al menos tres picops comida para los asistentes y cartulinas rosadas y marcadores negros con los que inscribían consignas como Viva Medrano! o  Medrano y el pueblo apoyan a Berger! o Chinautla y su gente con Aceña está presente!

Y para cerrar con broche de oro, a los pilotos de los cientos de buses que saturaron la entrada al Hipódromo y calles y avenidas aledañas les daban como contraseña de pago una boleta azul encabezada con el sello o escudo de la municipalidad de Chinautla. Y el Ministerio Público, bien gracias.

Elementos para analizar la crisis generada por el conflicto magisterial

Elementos para analizar la crisis generada por el conflicto magisterial

La legalidad, para el caso de nuestro interés, será la correspondencia entre hechos, actos y documentos y la legislación vigente y aplicable.  Legitimidad, en el mismo sentido, será el grado o medida en que los distintos grupos que componen nuestra sociedad, se identifican o ven reflejados sus deseos e intereses en un hecho, acto o documento.  Por último, conflicto será el proceso mediante el cual un grupo, sector, ente u organización pretende imponer por la fuerza –física, legal, moral, etc.– sus intereses o deseos a otro u otros grupos o a todos los demás integrantes de la sociedad, una vez superada o rebasada la posibilidad de hacerlo mediante un acuerdo, pacto o convenio.

Estas últimas tres posibilidades se refieren a la capacidad o posibilidad de generar consenso.  El uso de la fuerza, cuando se da dentro del marco de la ley, constituye coerción.  Cuando se da fuera de ella, es represión. Un ejemplo de coerción es la ejecución por parte de la policía de la orden de desalojo girada por un juez competente.  Un ejemplo de represión son las ejecuciones extrajudiciales de supuestos delincuentes.

En nuestro caso, la crisis generada por el conflicto magisterial, el conflicto adquiere características de crisis al menos por dos razones: por un lado, no se avizora un final pronto -no parece haber un ganador todavía-  y las consecuencias de la falta de acuerdo aún no han tocado fondo, pudiendo afectar negativa e irreversiblemente a amplios sectores o grupos poblacionales (alumnados a nivel nacional, por ejemplo).  Por otro lado, el conflicto abarca ya, y afecta en uno u otro sentido y en diversas medidas, a actores de otras esferas y ámbitos (fuera del Mineduc) que concurren en apoyo de uno u otro bando al mismo tiempo que para resolver cuestiones que les son propias, no necesaria ni directamente relacionadas con el origen del conflicto.

Mientras no haya ganador, aún cuando el conflicto no haya concluido, no se tendrá claro el límite temporal de la crisis.  Hoy por hoy, a pesar del duro golpe recibido con el voto de falta de confianza en el Congreso y las dificultades que encara el gobierno para oponer un solo frente, tanto el Presidente como la Ministra tienen mucha munición que quemar antes de verse obligados a calar la bayoneta y cargar.  Por otro lado, los maestros no han hecho uso de sus recursos habituales al máximo: la manifestación y el bloqueo de vías de comunicación, menos aún del recurso estratégico del paro o huelga.

Las consecuencias de la falta de acuerdo aún no han tocado fondo, al menos no que se sepa públicamente.  Algunos ejemplos, entre los más conocidos: no hay pérdida, al menos amplia y significativa, de tiempo efectivo de clases; aún no hay caudas materiales (destrozos derivados de disturbios; pérdidas en las fronteras por bloqueos) ni humanas (despidos; heridos; muertos).

De actores de otras esferas y ámbitos es el caso, por ejemplo, del Presidente de la República y del Congreso, en particular las bancadas no oficiales –para no exagerar llamándolas de oposición-, los particulares intereses de cada quien y los intereses de los poderes fácticos que representan.  Ya en este plano la esencia, el origen del conflicto, tiende a diluirse e intervienen –cuando no privan- otras agendas, dinámicas e intereses ajenos y a veces hasta contrarios a lo que haría viable una salida pronta y negociada.

Perfilar o tener claro como se perfila un ganador en este conflicto es importante para tratar de establecer –mediante escenarios- los límites temporales del conflicto, sus caudas y consecuencias y los actores de otros ámbitos y esferas que se involucrarán.  Todos estos elementos se condicionan mutuamente a veces de manera crucial. Por ejemplo: de las potenciales caudas se puede prever el involucramiento de otros actores, tal es el caso de los exportadores quejándose de y el ejército desalojando a los maestros que ocupen fronteras y, de aquí, terminar de perfilar al ganador (los maestros si el gobierno cede; el gobierno si los encarcela).

No olvidemos, especialmente si optamos por la metodología de la construcción de escenarios (en lugar, por ejemplo, de la de establecimiento de tendencias) que puede desmontarse la crisis pero subsistir el conflicto y viceversa.  En el primer caso, maestros y representantes gubernamentales, primero de muy alto nivel y luego solo de rango ministerial, pueden enfrascarse en largas negociaciones que no resuelvan pronto el origen del conflicto, pero permitan a los actores ajenos al mismo de manera directa, regresar a sus respectivos ámbitos y actividades cotidianas.  Por el contrario, podría desactivarse el conflicto -por ejemplo con medidas drásticas que neutralicen la combatividad, convocatoria y capacidad de movilización del magisterio opositor- pero continuar o avivarse la crisis, ya en el plano de los otros actores inicialmente involucrados (gobierno y bancadas no oficiales) y por otros motivos a los cuales el conflicto magisterial solamente habría servido de catalizador.

Ya dijimos que los elementos considerados del conflicto y la crisis se condicionan mutuamente.  Sin embargo, cabe recalcar el caso de las caudas y consecuencias.  Es fácil suponer y se ejemplificó ya, cómo éstas pueden coadyuvar al involucramiento de actores no previstos, que amplían, dificultan y complican la resolución de la crisis y del conflicto. Pero presuponer las caudas y consecuencias también sirve para establecer los límites de las acciones que podrían y que se espera que tomen los distintos actores.  Por ejemplo: ¿está dispuesto el gobierno a usar la fuerza pública contra los maestros y hasta qué punto? ¿Están dispuestos los maestros a arriesgar su libertad, dejándose apresar por bloquear una vía pública por ejemplo, o su vida en una huelga de hambre? ¿Cuánto tiempo tolerarán pasivamente los padres de familia un paro magisterial, antes de involucrarse por inducción o iniciativa propia en el conflicto y a favor de qué bando?

De los tres planos del conflicto y de la crisis que nos ocupan, tal vez el más complejo es el de los otros actores involucrados, tanto en primera como en segunda instancia: el gobierno en las personas del Presidente de la República, del Vicepresidente y el Gabinete, en general, y la Ministra de Educación en particular; el Congreso en el caso de las bancadas oficiales y no oficiales; los maestros y; los mediadores, al menos en el caso de los ya propuestos por el magisterio (el Cardenal Quezada y el Procurador de los Derechos Humanos).

El Vicepresidente no pinta más que para las fotografías y las declaraciones grandilocuentes en los actos oficiales a los que no se digna asistir el Presidente Berger. Es vox populi su falta de peso y de capacidad de maniobra dentro del Gobierno, lo cual ilustró muy bien él mismo al sugerir que renunciaría hace poco más de un año. Como sabemos es el único funcionario al que el Presidente no puede echar porque fue electo popularmente. Eso solo lo podría hacer el Congreso mediante un juicio político, escarnio al que no parece estar dispuesto a someterse. Al menos en uno de los tres ministerios que realmente pesan en el gobierno –Educación, Agricultura y Gobernación- se desconfía de él por "exjesuita y comunista", dado su pasado sacerdotal y su estrecha relación con personalidades y entidades el otrora Ejército Guerrillero de los Pobres EGP. En fin, no se llega muy lejos en una negociación con quien no decide nada.

El Presidente tampoco está muy lejos de la anterior situación.  Para empezar, no entiende que no entiende.  De ahí para adelante todo es pérdida, si la negociación se circunscribe a él.  Pero teniendo claro lo anterior, hay que ir a dónde y con quién –en lugar del Presidente- tiene el poder y la disposición a tomar la decisión que se busca.  En todo caso, no se olvide que es un finquero y oligarca y, nos guste o no, ocupa el cargo de quien tiene que validar lo que sea que se acuerde al final de cuentas.  En fin, mal con él pero peor sin él y aunque más lo que lastra que lo que empuja, no hay que excluirlo.

El Gabinete podría dividirse en tres: la Ministra de Educación, el Ministro de Gobernación y el resto. La primera se juega el prestigio de toda una amplia carrera como operadora técnica e intelectual orgánica de la oligarquía del país, principalmente de sus sectores industrial y comercial. Hasta hoy no se le acusa de corrupta, pero queda claro que representa eficazmente la cultura política de sus mentores y patronos: el autoritarismo represivo y genocida.  Tal vez no llegue a matar, ni mandar a matar a un maestro, pero no moverá un dedo para evitar que lo hagan otros si con ello salva la cara y logra achicar el agua de su medio hundido barco de la reforma educativa. No se olvide que no solo destacaba durante el gobierno ante la opinión pública, de hecho ya era una diva mucho antes de acceder al puesto, sino se "sonaba" como candidata vicepresidencial de la familia de polleros que patrocina su reforma.  Ella está perdiendo, no solo dinero y espacio, sino el sitial político futuro construido a lo largo de toda una vida de denodado servilismo. No se espere tregua de su parte ni se confíe en su perdón.  Sin embargo, su misma condición de peón la hace prescindible para sus mentores y patrocinadores y hacia allí hay que dirigir el fuego. El costo de enfrentarla directa y personalmente es complejo de estimar: si bien goza de prestigio entre las capas medias metropolitanas para arriba, no se olvide que ni ella ni ninguna de las personas que la patrocina y la asiste ha vivido jamás ni vivirá la experiencia de estudiar o que sus hijos estudien en una escuela pública.  Por lo tanto, su condición de esbirra ideológica la hace preciada pero no imprescindible para los oligarcas que la auspician y carece del "sentido de vida" retórico frente a estudiantes, maestros y padres de familia del sistema público de educación.

El Ministro de Gobernación es ampliamente conocido y se sabe en todas partes que su disposición a matar o dejar que se mate supuestos delincuentes no tiene límites. Es un limpiador social orgulloso de serlo.  No en balde su pasado emelenista y escuadronero. Por qué se iba a contener en coercer primero y reprimir después a maestros que delincan, por ejemplo, acuerpando una huelga ilegal, obstaculizando una carretera o una frontera o quemando llantas o una camioneta en un disturbio?  No se olvide como, ufana y prepotentemente, se prendió las medallas al pecho por los muertos y desaparecidos durante el desalojo de la Finca Nueva Linda, comparando el desalojo con un enfrentamiento bélico. A este ministro en particular y al gobierno en general "les viene del norte" la "presión internacional", que igual es improbable que vaya a haber, por la violación de los derechos humanos durante la represión, incluso la muerte de maestros, si lo llegan a considerar necesario para sus fines y los de sus auspiciadores. Menos aún le importa la "presión política" que pudiera, por ejemplo, ejercer el Congreso (a los diputados no oficialistas les ha dado material como para una centena de antejuicios y nadie ha presentado ni media denuncia). Al contrario de la Ministra de Educación, su condición de esbirro –en este caso, de manera literal- lejos de jugar en su contra es una fortaleza a tener en cuenta (lo mismo que a temer): nadie está en contra la limpieza social que lleva a cabo tan flagrantemente el actual Ministro de Gobernación, al contrario, cuenta con adeptos en todas partes y niveles y ni los más radicales defensores de los derechos humanos dicen "esta boca es mía" (de hecho, el presidente de Copredeh es uno de ellos y solo le sirve de comparsa).

El resto del Gabinete, bien muchas gracias. La única excepción tal vez sea el Ministro de Agricultura quien, como operador de la misma familia de polleros que auspicia Educación y Gobernación pero no directamente involucrado en el conflicto, pudiera servir de "correo tras el frente" en última instancia, a la hora de negociar –aunque sea indirectamente- con "dos de los seis" que realmente deciden.

El Congreso puede dividirse en tres: el Presidente y su camarilla; los grupos oficialistas y los grupos no oficialistas. El Presidente es un personaje suma y duramente cuestionado dentro y fuera del Congreso, especialmente por el "oficialismo excluido" y por los propietarios de la prensa escrita de mayor circulación. Carece de un caudal estable de votos sobre la base del cual negociar y cada votación le consume un gran esfuerzo, la mitad del cual se pierde con sus "colegas" oficialistas. Su principal y tal vez único apoyo constante es el Presidente de la República.

Los grupos oficialistas se dividen tan bien o también en tres: la Gana, el Pan y los Integracionistas.  Su oficialismo es producto del promedio de votos otorgados a iniciativas gubernamentales.  Nada más.  Salvo un "núcleo duro" en la Gana, principalmente un grupo de dizque "17", lo demás es carne en venta en cada ocasión que se juegan intereses de fondo.

Entre los grupos no oficialistas –su número es menos estable que su filiación partidaria- destacan la UNE y el FRG.  La primera, en campaña y aprovechando su margen numérico, aunque limitada por la incapacidad y la inexperiencia de sus escasísimos cuadros.  El FRG votando y vociferando según avancen los procesos judiciales en contra de sus integrantes y la familia del General.

Este panorama grupal puede dar la falsa impresión que dan las hordas: el aparente caos responde a una lógica bien definida y delimitada, especialmente en el caso de los diputados distritales (que los hay en todos los grupos): tienen una clientela que satisfacer si quieren reeligirse o mantener el control de fondos públicos centrales y municipales.  Además, como en el caso del FRG, un importante número de sus cuadros del interior también lo es del magisterio. De ahí que no resulte extraña la vehemencia con que las demandas magisteriales encuentran eco en el hemiciclo parlamentario.  De hecho, en la huelga de 2003 el apoyo del Congreso a los maestros fue UNÁNIME y refrendado por decreto (véase la amnistía aprobada al final del conflicto).

Pero, también es cierto que con plazas de maestro y escuelas y refacciones no se colman las necesidades clientelares: con todo eso no se adoquinan calles, no se equipan centros de salud, no se abren caminos, no se introduce agua potable, en fin no se hace lo que sí se puede lograr con el Pacur, Fis, Fonapaz, etc. De ahí que, salvo algunos casos muy concretos, la mayoría de diputados distritales (no digamos los de listado nacional que no se compran con obras sino en efectivo) esté dispuesto a negociar con el Ejecutivo y así lo haga.

En penúltima instancia interesan como elementos de análisis los mediadores propuestos por el magisterio.  Para empezar el Cardenal Quezada Toruño que ya prestó sus buenos oficios durante el conflicto 2003.  Si llegara a aceptar y ser aceptado, sería de los más interesados en que el conflicto concluya "bien": sin mayores caudas y sin mayores aumentos de salario (por la réplica que le correspondería luego a los colegios católicos).  Ahora bien, Monseñor no es conocido por su pensamiento progresista y no son famosos los contratos laborales ni los sindicatos en los numerosos colegios católicos que cuentan con más de 20 maestros permanentes.

Cuando se busca un mediador se espera encontrar, entre otras cosas muy importantes como la imagen de imparcialidad y ecuanimidad, el que posea medios o recursos para hacer valer su papel y los resultados de la negociación.  Un acuerdo incumplido demerita tanto el prestigio y credibilidad de las partes como de la mediación.  De ahí una fortaleza de Monseñor Quezada quien cuenta, por ejemplo, con credenciales en el tema desde los inicios de la negociación de los Acuerdos de Paz y la audiencia cautiva de la feligresía para hacer foro y por esa vía ejercer presión. Pero, ¿el Procurador de los Derechos Humanos, otro de los propuestos? No solo está en duda su capacidad mediadora sino el hecho mismo de ser aceptado, al menos por el gobierno, luego de su abierta participación e injerencia a favor de los directivos magisteriales y los diputados eferregistas que los apoyaron durante la huelga 2003.

Nuestro último elemento a considerar, aunque de manera mucho más general, es el magisterio.  La misma fortaleza que puede implicar su número es también una desventaja.  Al menos en el 2003 les funcionó la "mayoría relativa en los puntos nodales del poder", con la abierta asistencia del aún hoy Procurador de los Derechos Humanos y el entonces Fiscal General, no demeritar para nada a la entonces bancada oficial y el resto de diputados del Congreso bajo la dirección –al menos para este caso- de Arístides Crespo del FRG.  ¿Cuentan con eso hoy, más el apoyo incondicional como caja de resonancia que hicieron los dueños de la prensa de mayor circulación en aquel entonces a través de sus distintos medios y reporteros?

Sin retaguardia política en el Congreso y la PDH, sin retaguardia jurídica en el Ministerio Público y sin aparato de propaganda como fue a lo que se prestaron los dueños de la prensa en 2003, los dos principales elementos movilizadores y promotores de la convocatoria de los directivos y la combatividad de los afiliados y simpatizantes quedan en entredicho: no hay certeza de tener impunidad (que en 2003 fue hasta por decreto!) ni de ganar nada (lo que haría valer la pena el riesgo de que los encarcelen o los asesinen extrajudicialmente como a cualquier marero).  Esto último porque el quid de la lucha que se plantea es una abstracción (una "reforma educativa") y no algo fácil de entender y tangible como un aumento salarial (diciendo, por ejemplo, que gana más un policía que un maestro lo que es fácil de entender y hasta termina siendo compartido por la población!).

Antes de terminar queremos llamar la atención sobre dos hechos que fácilmente dan lugar a equívocos: por un lado, el voto de desconfianza a la ministra no se lo dieron los maestros y lo pueden revertir los diputados y, segundo, cualquier negociación con actores sin legitimidad y sin poder, ya sea por parte del gobierno como del magisterio, nacerá muerta como e el caso de las convocatorias del Vicepresidente de la República y del Presidente del Congreso.

Para concluir esta rápida enumeración de elementos para el análisis de la crisis generada por el conflicto magisterial y siendo que los requerimientos para la viabilidad –política, financiera, operativa y hasta ideológica- de cualquier reforma educativa, incluida la impulsada por esta ministra, rebasa lo que pudiera comprender cualquier acuerdo Gobierno-Magisterio-Congreso, queremos dejar planteadas tres preguntas: ¿Qué es, para qué y por qué necesitamos una Reforma Educativa? ¿Y los padres de familia?  ¿Y los alumnos?

Wendy de Berger, la SOSEP y los 1500 furgones de CONTRABANDO

Wendy de Berger, la SOSEP y los 1500 furgones de CONTRABANDO

Tan cierto es que todo poder corrompe como que desgasta y, en el caso del ejercicio del poder político en el plano gubernamental, peor aún. Claro que hay de desgastes a desgastes. Están los desgastes "naturales" que conlleva el privilegiar al "bien común" que es tal, sí y sólo sí beneficia a los poderes fácticos del país. Y están los desgastes no tan naturales, como el del gobierno de Alfonso Portillo, enfrentado desde antes de tomar posesión con los propietarios de dicho "bien común".

Si realmente el gobierno anterior fue el más corrupto de la historia es algo que importa poco ya.  Así lo cree y seguirá creyendo muchísima gente gracias en gran medida al trabajo en ese sentido de la prensa propiedad de los dueños del "bien común". Lo que sí es importante es que esos mismos medios de comunicación, por el contrario y siendo consecuentes con sus lectores, no publiquen hasta hoy una sola línea sobre la denuncia presentada por contrabando contra la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente de la República –SOSEP– a cargo de la señora Wendy de Berger.

Lo anterior, según nota entregada el 16 de febrero por la Unidad de Acción Sindical y Popular –UASP– al Presidente de la Comisión de Probidad del Congreso y el Informe Guatemala de la Fundación Derechos Económicos, Sociales y Culturales para América Latina –FUNDADESC– de la misma fecha publicado en su página de internet (http://www.fundadesc.org/InformeG/analisis.htm) el cual, copiado textualmente en sus últimos dos párrafos dice:

"La documentación oficial indica que entre 2004 y 2005 alrededor de 1,500 contenedores con mercadería supuestamente donada a la sosep, en realidad ingresaron al país contrabando. Justamente en enero pasado se hizo público que Ricardo Ortiz y tres hijos más del presidente Berger y sus familias habían abandonado el país. El gobernante se limitó a decir que sus hijos tenían derecho de salir de Guatemala y lo hacían con frecuencia. No obstante, un día antes de esa declaración la oficina de Migración había negado a la prensa que alguno de esos familiares del mandatario hubiese salido en los últimos dos meses. Las empresas de contrabando de pollo en Guatemala conectan a varios grupos poderosos ya establecidos. A donde apunta la documentación es que, supuestamente, el yerno del gobernante se habría constituido en socio de otro grupo poderoso con intereses en esa actividad ilícita."

Al Presidente Berger y a su Gabinete se les ha tachado de tontos, de incapaces, de autoritarios, de promover la limpieza social, de vender o comprarse para sí el país, etc., pero hasta hoy nadie los había señalado públicamente de corruptos. La falta de mácula pareciera haber sido su principal capital político. Este sería su primer gran reto y una prueba de la vocación democrática e institucional de los poderes fácticos en los que se apoyan. ¿Harán público el proceso? ¿Deducirán responsabilidades aunque eso implique a la propia familia del Mandatario como lo hicieron con la familia del expresidente Portillo? ¿Harán los medios de comunicación de los dueños del "bien común" el mismo esfuerzo noticioso que, por ejemplo, desplegaron con la llama "Conexión Panamá"? Esperemos.

Cuestionamientos sobre el amor patrio

Cuestionamientos sobre el amor patrio

El amor es como un bello jardín: requiere cuidados meticulosos y permanentes y así como empieza muy concretamente con semillas y tierra para sembrarlas, eventualmente también termina. No importa si es el amor a la madre, a la pareja o a los hijos. Todo amor empieza en algún momento; no se da por sí solo ni espontáneamente sino a partir de algo. Y ese algo, tan diverso como los individuos cuando de los sentimientos personales se trata, no lo es tanto en el plano social, como sería el caso del amor por Guatemala.

Por qué amar a las madres? Pues en alguna medida porque así nos lo enseñaron. Lo demás, lo construyen ellas con sus actos. En el caso de la patria, de Guatemala, ¿no lo enseñan lo suficiente en la primaria, en la secundaria, en el ciclo diversificado y en la universidad? Por qué hace falta una campaña como la de Guate Ámala para recalcar el tema a los pocos que han tenido el privilegio de recibir educación en este país? Qué es lo que durante, por ejemplo, "el mes de la patria" convirtió a tantos discursos y actos cívicos en huera retórica y eventos vacíos?

Tal vez sea que, a diferencia de las madres que son amadas por sus actos por encima de cualquier otra razón, la sociedad guatemalteca no hace mayor cosa por completar la tarea escolar de comprometer emocionalmente a sus ciudadanos con la "madre de todos" que se supone es la patria. Dicho de otra manera: ¿a cuenta de qué vamos a amar al territorio, a la población, a las instituciones y a la institucionalidad que pretendemos llamar patria?

Sus razones, y muy buenas, tienen para amarla los pocos a quienes la patria otorga el privilegio de contar con los medios (tierra, bienes inmuebles, empresas o capital) suficientes para garantizar no solo la seguridad, sino la comodidad, la educación y la salud propia y de sus familias. Pero entonces, ¿no resulta extraño que sea a éstos "hijos bienaventurados de la patria", a quienes les sobran las razones concretas para amar y estar agradecidos con Guatemala, a quienes se dirija una campaña como la citada?

La respuesta es que no. Basta con que revisemos cómo y de qué viven quienes organizaron la campaña, así como los lugares, los horarios y los temas que escogieron para realizarla. ¿Cuántas empleadas domésticas y de maquilas, amas de casa, campesinos jornaleros, cortadores de caña y de café, se enteraron y luego tuvieron la oportunidad –el tiempo y el permiso en sus labores- para asistir? Cuántas de todas las empresas patrocinadoras dieron permiso siquiera un solo día a sus empleados para asistir a alguna de las actividades?

Y no se trata de pedir que cambien una pizca de lo que hacen y van a seguir haciendo. No se podría porque quienes promueven la campaña y la acuerpan sí que tienen razones para amar a la patria. Y están en su derecho de hacerlo saber y valer y hasta de tratar de convencernos de que su Guatemala, que a ellos les da tanto y a otros muchos nada, es digna de ser amada. Tanto es su derecho como los es de no creerles ni darse por enterados por parte de quienes no tienen trabajo, ni educación ni salud para sus hijos ni la seguridad de volver a su casa vivos al final de cada día.

En el peor de los casos lo que puede pasar es que tal vez alguno de los participantes despierta alguna inquietud por la falta de Estado y la consiguiente ausencia de una identidad nacional y actúa en consecuencia. Por otro lado, a muchos más nos va a quedar claro que hay una Guatemala para todos … casi para cada uno!  Total, obras son amores y no buenas razones.