jueves, mayo 09, 2013


Los “problemas” de la ciudad

El transporte público de pasajeros dentro de áreas urbanas y entre éstas y su entorno inmediato aparece cada vez más como noticia en por lo menos un matutino de circulación nacional y no solamente con motivo de la comisión de delitos. Este tema junto a la viabilidad, en particular el tráfico, y supuestos actos de corrupción a gran escala, ocupan amplios espacios principalmente de ese matutino y eventualmente de otros medios, desde octubre de 2012.

Yo creo es un buen síntoma. El mejor, tal vez, en décadas. Más adelante explico por qué. Mientras tanto, un antecedente. En septiembre de 2006 escribí mi última colaboración con El Metropolitano. La última porque al negarme a cambiarla ya no publicaron ésta y ninguna más:

La banda del encomendero

La banda del encomendero tomó el poder municipal en la ciudad capital hace ya veinte años. Y no es que no haya hecho ni cambiado nada, sino que lo hecho y lo cambiado ha sido para peor en por lo menos tres temas: el transporte público, el agua potable y la basura. Por eso mencionamos lo del tiempo en el poder: aquí no cabe la excusa de que los problemas estructurales no se pueden resolver en el corto plazo, en un solo período de gobierno, etc. De los cinco períodos consecutivos en el poder por parte de la banda, solo dos no los ha dirigido su caudillo Mono de Oro. Y por poco serían veinticuatro años en el poder si no es por el golpe de 1982. No olvidemos que fue funcionario luquista y su familia política estaba "hasta la cocina" durante ese gobierno.

En cuanto al transporte público, la banda se ha gastado miles de millones de quetzales en pasos a desnivel y adecuación de vías para privilegiar el tráfico de vehículos livianos –la forma más cara, ineficiente y contaminante de transporte público- y regalándoles a los empresarios autobuseros subsidios de todo tipo y hasta unidades nuevas vía préstamos a cuenta del erario nacional. Ahora van a inaugurar el Transmetro poco antes de iniciar la nueva contienda electoral.

Con el agua potable no nos ha ido mejor. La escasez y carestía que enfrenta la mayor parte de la población respecto del servicio domiciliar corriente son los signos principales en este caso: los conectados al sistema son pocos y mal atendidos y los que no, pagan hasta cinco veces más toneleando el agua de los camiones que la venden a precio de, claro está, escasez. Para ajuste de penas se privilegió solo la opción más rápida y rentable electoralmente: perforar pozos y bombear con electricidad. De ahí que el manto freático se agote, lo que agrava la escasez, y el precio del servicio sea cada vez mayor.

De la basura, los desechos sólidos, ni hablar. Seguimos vaciando toda nuestra porquería en el mismo hoyo inmundo situado en el centro de la ciudad. Algo así como que defecáramos en el comedor de nuestra propia casa.

¿Cómo es que el Mono de Oro y su banda siguen obteniendo la mayoría de los votos, elección tras elección, durante ya veinticuatro años? Según más de siete estudios y mediciones de opinión de diferente data, es porque "tal vez no resuelve pero tampoco roba". Y ¿cómo mantiene la imagen de honradez a pesar de Guatel, la Eegsa, el Inde, el Comando Antisecuestros, la desaparición de Mincho y el asesinato de Gerardi, para mencionar solo algunos ejemplos? Quien conteste correctamente tal vez hasta le gane la alcaldía, ¡si llega vivo al día de las votaciones!

Con el tiempo encontré que la nota adolece de, por lo menos, dos errores. El primero, que no hay tal “problema” del agua, la basura o el transporte, al menos no en términos generales. Esos tres aspectos de nuestra cotidianeidad son, o no, un problema dependiendo a quién se le pregunte. El segundo error, estrechamente relacionado con el primero, consiste en que no importa a quién se elija como Alcalde (o Presidente o diputado) si no cuáles intereses va a privilegiar con sus decisiones (en caso dependan de él o sea controle el Concejo Municipal).

Dicho de otro modo: el agua, la basura o el transporte público de pasajeros no han sido “el problema” a resolver en ningún período de gobierno municipal desde ¿1986? porque lo intereses que han hegemonizado el poder político en el municipio no los “ven” o “sienten” o “padecen” así. O sea, pues, a esas personas o grupos de ellas –que no gente o mara- no les falta agua potable en sus casas, viven lejos y arriba de cualquier basurero y muy probablemente sepan de la existencia de buses solo porque estorban el paso a sus vehículos o (los menos) son propietarios de varios de ellos. Jamás se habrán subido a uno, al menos no en Guatemala.

De ahí que la(s) solución(es) a esa problemática podrían adquirir carta de ciudadanía o “causar estado” solo si se constituyen en problema para esas “personas”. No cualquier persona o grupo de ellas si no aquellas y aquellos que ya están siendo representados –en sus intereses- por la administración municipal o lo van a empezar a ser en el(los) próximo(s) períodos.

Mientras que para las personas o grupos de ellas que hegemonizan la gestión municipal no sean un problema el suministro de agua, la disposición de desechos y el transporte público, es decir no afecten su tasa de ganancia y -al mismo tiempo- las opciones para resolverlos constituyan oportunidades de hacer más negocios, las “respuestas” sostenibles y sustentables a esas situaciones seguirán en el discurso marginal.

Por eso, regresando al principio, es un buen síntoma que el periodismo independiente, honrado y digno se ocupe y preocupe del tema del transporte público de pasajeros. Querrá decir, asumo yo, que los dueños del circo y, en última instancia por lo menos, de la agenda del medio ya vieron una oportunidad de negocios en el abordaje del tema.