Los “problemas” de la ciudad
El transporte público de pasajeros dentro de áreas urbanas y
entre éstas y su entorno inmediato aparece cada vez más como noticia en por lo
menos un matutino de circulación nacional y no solamente con motivo de la
comisión de delitos. Este tema junto a la viabilidad, en particular el tráfico,
y supuestos actos de corrupción a gran escala, ocupan amplios espacios principalmente
de ese matutino y eventualmente de otros medios, desde octubre de 2012.
Yo creo es un buen síntoma. El mejor, tal vez, en décadas.
Más adelante explico por qué. Mientras tanto, un antecedente. En septiembre de
2006 escribí mi última colaboración con El Metropolitano. La última porque al
negarme a cambiarla ya no publicaron ésta y ninguna más:
La banda del
encomendero
La banda del
encomendero tomó el poder municipal en la ciudad capital hace ya veinte años. Y
no es que no haya hecho ni cambiado nada, sino que lo hecho y lo cambiado ha
sido para peor en por lo menos tres temas: el transporte público, el agua
potable y la basura. Por eso mencionamos lo del tiempo en el poder: aquí no
cabe la excusa de que los problemas estructurales no se pueden resolver en el
corto plazo, en un solo período de gobierno, etc. De los cinco períodos
consecutivos en el poder por parte de la banda, solo dos no los ha dirigido su
caudillo Mono de Oro. Y por poco serían veinticuatro años en el poder si no es
por el golpe de 1982. No olvidemos que fue funcionario luquista y su familia
política estaba "hasta la cocina" durante ese gobierno.
En cuanto al
transporte público, la banda se ha gastado miles de millones de quetzales en
pasos a desnivel y adecuación de vías para privilegiar el tráfico de vehículos
livianos –la forma más cara, ineficiente y contaminante de transporte público-
y regalándoles a los empresarios autobuseros subsidios de todo tipo y hasta
unidades nuevas vía préstamos a cuenta del erario nacional. Ahora van a
inaugurar el Transmetro poco antes de iniciar la nueva contienda electoral.
Con el agua potable no
nos ha ido mejor. La escasez y carestía que enfrenta la mayor parte de la
población respecto del servicio domiciliar corriente son los signos principales
en este caso: los conectados al sistema son pocos y mal atendidos y los que no,
pagan hasta cinco veces más toneleando el agua de los camiones que la venden a
precio de, claro está, escasez. Para ajuste de penas se privilegió solo la
opción más rápida y rentable electoralmente: perforar pozos y bombear con
electricidad. De ahí que el manto freático se agote, lo que agrava la escasez,
y el precio del servicio sea cada vez mayor.
De la basura, los
desechos sólidos, ni hablar. Seguimos vaciando toda nuestra porquería en el
mismo hoyo inmundo situado en el centro de la ciudad. Algo así como que
defecáramos en el comedor de nuestra propia casa.
¿Cómo es que el Mono
de Oro y su banda siguen obteniendo la mayoría de los votos, elección tras
elección, durante ya veinticuatro años? Según más de siete estudios y
mediciones de opinión de diferente data, es porque "tal vez no resuelve
pero tampoco roba". Y ¿cómo mantiene la imagen de honradez a pesar de
Guatel, la Eegsa, el Inde, el Comando Antisecuestros, la desaparición de Mincho
y el asesinato de Gerardi, para mencionar solo algunos ejemplos? Quien conteste
correctamente tal vez hasta le gane la alcaldía, ¡si llega vivo al día de las
votaciones!
Con el tiempo encontré que la nota adolece de, por lo menos,
dos errores. El primero, que no hay tal “problema” del agua, la basura o el
transporte, al menos no en términos generales. Esos tres aspectos de nuestra
cotidianeidad son, o no, un problema dependiendo a quién se le pregunte. El
segundo error, estrechamente relacionado con el primero, consiste en que no
importa a quién se elija como Alcalde (o Presidente o diputado) si no cuáles
intereses va a privilegiar con sus decisiones (en caso dependan de él o sea
controle el Concejo Municipal).
Dicho de otro modo: el agua, la basura o el transporte
público de pasajeros no han sido “el problema” a resolver en ningún período de
gobierno municipal desde ¿1986? porque lo intereses que han hegemonizado el
poder político en el municipio no los “ven” o “sienten” o “padecen” así. O sea,
pues, a esas personas o grupos de ellas –que no gente o mara- no les falta agua
potable en sus casas, viven lejos y arriba de cualquier basurero y muy
probablemente sepan de la existencia de buses solo porque estorban el paso a
sus vehículos o (los menos) son propietarios de varios de ellos. Jamás se
habrán subido a uno, al menos no en Guatemala.
De ahí que la(s) solución(es) a esa problemática podrían
adquirir carta de ciudadanía o “causar estado” solo si se constituyen en
problema para esas “personas”. No cualquier persona o grupo de ellas si no
aquellas y aquellos que ya están siendo representados –en sus intereses- por la
administración municipal o lo van a empezar a ser en el(los) próximo(s)
períodos.
Mientras que para las personas o grupos de ellas que
hegemonizan la gestión municipal no sean un problema el suministro de agua, la
disposición de desechos y el transporte público, es decir no afecten su tasa de
ganancia y -al mismo tiempo- las opciones para resolverlos constituyan
oportunidades de hacer más negocios, las “respuestas” sostenibles y
sustentables a esas situaciones seguirán en el discurso marginal.