sábado, agosto 12, 2006

La CC ilegal

La CC ilegal

Hace varios meses que la integración de la Corte de Constitucionalidad enfrentaba dificultades.  Una parte importante del problema es que no se tenía previsto que para la fecha de vencimiento de los magistrados salientes, los entrantes no estuvieran cabales. Los poderes fácticos no creyeron tampoco que el sistema democrático no les fuera a ser siempre aplastantemente favorable. No leyeron la el entrelineado de la Constitución que dice que, eventualmente como en las elecciones generales de 1999, hasta van a tener que aceptar que perdieron o no habrá más juego. Así son la vida.

Hoy, la estrategia que los poderes emplumados pudieron viabilizar teniendo a la misma CC, el Congreso, sus periódicos y otras instancias bajo su control, fue la de que un clavo saca otro clavo y así, comenzando por su esbirro más conspicuo en la USAC -el Magnífico Regidor- iniciaron una serie de abusos y burdas maniobras para instalar a su achichincle allá arriba, en la Incontestable e Inapelable, con la complacencia ignorante y cómplice –pero bien pagada, seguramente- del Congreso.

Para empezar, la CC resolvió que siempre quedábamos en lo mismo, es decir resolvió que no resolvía al indicar que regresábamos al punto muerto en donde tomaban posesión todos menos el impugnado. Ahí es donde el Regente Carolingio hace toda clase de verónicas usurpando calidades y funciones del Consejo Superior –ante cuya obesa vista no pasa nada- y se dispara tremendos despachos al HH –Honorable Hemiciclo- en donde, ni lerdos ni perezosos y bien acomedidos con los patrones de turno, decretan la elevación al altar CeCiano del ungido que todo lo lleva dentro.

Y así, los actuales magistrados podrán codearse por lo que resta de sus cuatro años de reinado con un igual, empezando por su Presidente quién ya ve de lejos su contrato como asesor fantasma del Minfin durante el gobierno del FRG.

Al perdedor asumido le quedan las de Espina Salguero: la ley y tal vez hasta la Justicia de su parte pero la CC –sus patrones y sus medios de comunicación- en su contra. O sea que casi seguramente que la historia le va a dar la razón, aunque para entonces eso no le sirva a él, ni a nuestra escenografía de Estado de Derecho, para ni mierda.

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