sábado, agosto 12, 2006

Monologo agrario

Monologo agrario

Hace unas semanas dijimos que sentarse a negociar, por parte de los llamados sectores populares en general y campesinos y magisteriales en particular, sabiendo que se carece de la fuerza –política y de hecho- para "lograr" (léase imponer) acuerdos mínimos y su cumplimiento, equivalía a fracasar de antemano. Es más, ante ello, recomendamos que se vistieran de payasos y se buscaran una esquina.

Hoy, lamentablemente, comprobamos tener razón y ésta nos la dan los empresarios frente al tema agrario. Si para "lograr" (léase forzar) la negociación –en términos de la constitución de la instancia o mesa, la convocatoria del gobierno y la asistencia de la delegación empresarial- hubo que marchar y bloquear carreteras y calles por doquier, ¿cómo esperar que los empresarios, herederos patrimoniales e ideológicos de la encomienda colonial, renunciaran a o cedieran sus privilegios de siglos –factores de competitividad, que les dicen- en una "mesa" o negociación de meses y solamente en aras "del progreso y la paz"? Si eso es ingenuidad, será el primer caso de ingenuidad criminal!

Creer, por ejemplo, que esta negociación –como otras tantas antes y después de 1996- iba a ser como la de los Acuerdos de Paz en la que se firmaron acuerdos por una de las partes, el gobierno de la oligarquía y el ejército, que rebasaban inconmensurablemente la fuerza política de la otra parte –la comandancia y su rosca "popular"- es no entender el papel de la "comunidad internacional" en el juego (no tanto de los personeros, sino de sus intereses de largo plazo).

Hoy, los sectores "populares" en la mesa agraria, en la magisterial y poco a poco en las demás en la medida en que toque abordar y tomar acuerdos sobre cuestiones de fondo, sobre aspectos estructurales del régimen económico y social relativos a privilegios y fuentes de riqueza y poder real, van a ir siendo vestidos por la oligarquía de payasos, de "sus payasos", y van a tener que conformarse con las limosnas que les de la gana mendigarles bajando lo menos posible los vidrios polarizados de sus blindados en casi cualquier esquina.

En este país, en nuestra particular forma de Estado de Derecho, solamente tenemos los derechos que podemos hacer valer. Ya lo dijimos también: lo demás es ley.

No hay comentarios.: